Oviedo, inicio del Camino de Santiago
En el corazón de Asturias nace el Camino de Santiago. Oviedo es el inicio de la primitiva Ruta Jacobea, un itinerario cuyo ‘kilómetro 0’ está señalizado en una placa, frente a la Catedral, una ruta plagada de historia y unida, indefectiblemente, a la de la capital asturiana.


Corría el final del siglo VIII cuando dos monjes, Máximo y su sobrino Fromestano, quizás huyendo de la invasión árabe de toda la península, eligieron una colina del valle central asturiano para fundar un monasterio en honor a San Vicente. Aquella zona era conocida entonces como Oveto, un nombre cuyo significado originario se desconoce pero en torno al que han ido creciendo las leyendas. Una de ellas dice que el rey Fruela, considerado por algunos el monarca fundador de la ciudad, salió un día de caza. A la hora del almuerzo, el rey escogió un lugar idílico, un valle en la falda de un monte. Entonces, surgió una pregunta al monarca: ¿Señor, dónde va a construir la corte de su reino? El monarca, sin dudarlo, dijo entonces en latín: Ubi edo, “donde como”.
Leyendas al margen, lo que sí parece claro es que el embrión de la ciudad es el monasterio de San Vicente, hoy actual sede del Museo Arqueológico, en la zona antigua de la ciudad, con edificios anexos que en la actualidad son aulas universitarias, en la plaza de Feijóo. Tras levantar el templo, Máximo y Fromestano consiguieron atraer a más de una veintena de monjes, quienes nombraron abad a este último, logrando por su parte el monje, la protección del rey Fruela I, el cuarto de la monarquía asturiana fundada por Pelayo tras la Batalla de Covadonga en la que los asturianos consiguieron repeler en su conquista a los árabes.
Fruela I llegó a Oviedo junto a su esposa Munia e hizo levantar varias edificaciones civiles y religiosas, como la iglesia de San Salvador, sobre cuyos restos se levanta la actual Catedral de Oviedo. Fue esta ciudad cuna del hijo del monarca, Alfonso, quien veintitrés años después de la muerte de su padre, le sucedería en el trono bajo el nombre de Alfonso II El Casto, considerado el real fundador de Oviedo, por ser él quien trasladó a comienzos del siglo IX la Corte desde la localidad asturiana de Pravia y convirtió a la ciudad en sede episcopal.
La capital del Principado era ya un centro de comunicación clave y quizás el lugar perfecto para levantar el proyecto imperial ansiado por el monarca, una idea que llevaría, más tarde, a la unión de los reinos de Castilla -que incluía León y Asturias-, Aragón y Navarra.

Ciudad fortificada
Tras establecerse en Oviedo, Alfonso II El Casto planificó varias construcciones con el objetivo de convertir a la ciudad en una nueva Toledo. De su reinado, que duró más de medio siglo, se conservan hoy la iglesia prerrománica de San Julián de los Prados, también conocida como Santullano, a la entrada de la ciudad por la autopista “Y”, la iglesia de San Tirso o la Cámara Santa, que atesora entre otras ‘joyas’ el Arca Santa, en la que se guardan el Santo Sudario, considerada la segunda reliquia más importante de la Cristiandad. También bajo su mandato, la ciudad fue fortificada con una muralla, de la que aún es posible ver restos en el casco antiguo, y expertos maestros realizaron una de las piezas más bellas de la orfebrería ovetense, la Cruz de los Ángeles, símbolo de la ciudad que aparece en su escudo.
Fue también durante el reinado de Alfonso II El Casto, en el año 812, se descubrió en Santiago de Compostela, en los límites del reino, el sepulcro del Apóstol Santiago. El monarca, dispuesto a dar fe del hallazgo, se convertiría con su viaje en el primer peregrino a Santiago de Compostela, inaugurando la primera ruta del peregrinaje. Su estrecha relación con el emperador Carlomagno propició un aluvión de peregrinos que entraban a la península por los Pirineos y de camino, hasta encontrar los restos del Apóstol, llegaban a Oviedo. Nacía así la “Ruta del norte a Santiago”, el camino de peregrinación más antiguo a Compostela, que en la actualidad, a su paso por Oviedo está marcado en sus calles mediante conchas de broce y en la zona rural, con los mismos distintivos, en amarillo. Este trazado, además de su valor originario tiene el aliciente de que está mucho menos transitado y es más natural y agreste. Hoy tiene ya el reconocimiento de la UNESCO como Patrimonio Mundial junto al resto de los llamados “Caminos del Norte”.
A Alfonso II El Casto le siguieron en el trono el monarca Nepociano y, un año más tarde, Ramiro I, con un reinado plagado de luchas internas y de contiendas contra los normandos que no impidieron al monarca pasar a la historia como el promotor del más bello conjunto de arte prerrománico, que hoy se levanta en la falda del monte Naranco, y que en su día se componía de un palacio – hoy iglesia de Santa María del Naranco- y, a pocos metros, de una iglesia, la de San Miguel de Lillo, monumentos declarados por la Unesco “Patrimonio de la Humanidad” en 1985.
Ordoño I sucedió a Ramiro I en el trono, con victorias míticas contra galaicos y vascones y derrotas, que llevaron a un relevante retroceso en las fronteras del reino.
Con su hijo, Alfonso III El Magno, último rey de la monarquía asturiana, la Corte se trasladaba a León para no regresar jamás. A este monarca, le debe Oviedo una de las pocas construcciones civiles que se conservan del arte prerrománico: la Fuente de Foncalada.
Durante los siglos X y XI se afianzó el poder eclesiástico en la capital, compartido por el episcopado, el monasterio de San Vicente y el de San Pelayo (actual monasterio de Las Pelayas, monjas benedictinas de clausura). Con la llegada del siglo XII, Oviedo vive un importante auge del sector comercial y mercantil, fruto de la afluencia de peregrinos ávidos de contemplar las reliquias guardadas en la Cámara Santa de la Catedral ovetense, que según cuenta la leyenda y que entonces repetía el obispo Don Pelayo, habían viajado desde Jerusalén. De su época es el dicho, que hoy continúa repitiéndose: “Quien va a Santiago y no a San Salvador, visita al criado y deja al señor”.

En la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo se guarda la segunda reliquia más importante de la Cristiandad: el Arca Santa, una pieza fundamental en las peregrinaciones a esta basílica de San Salvador desde la Edad Media. Datada en el año 1113 y mandada recubrir en plata por la reina Doña Urraca se dice que el cofre, originariamente de madera, trasladó las reliquias de Jerusalén a Alejandría y, de allí, a Cartagena, Sevilla, Toledo y Asturias. Oculta durante 80 años en una cueva del Monsacro, en el Aramo, se trasladó a Oviedo por orden de Alfonso II el Casto en torno al año 842, un trazado de 16 kilómetros que hoy se conoce como “Ruta de las Reliquias” o “La senda de los 20.000 pasos”.
La ruta del Camino de Santiago en Oviedo arranca en la Catedral y discurre por delante del antiguo convento de Santa Clara, hoy sede de la administración estatal de Hacienda y por la calle Melquíades Álvarez. En esta vía se levanta la iglesia de San Juan, construida a principios del S. XX y conocida como “la catedral del ensanche”, en referencia al crecimiento que sufrió esta parte de Oviedo tras abrir, en 1868, de la calle Uría, la arteria de la ciudad. El trazado continúa por la calle Independencia hasta su confluencia con la calle Asturias y La Losa para alcanzar la calle Samuel Sánchez, a la altura de la plaza de la Libertad (antes de la Liberación).
Se adentra, desde aquí, siempre siguiendo el trazado urbano, por la calle de la Argañosa, y Favila. El crecimiento de Oviedo ha incluido a La Florida en el trazado urbano hasta llegar a San Lázaro de Paniceres donde en tiempos se encontraba una malatería para peregrinos y caminantes (el Albergue de peregrinos actual se ubica cerca del Seminario, en la calle Leopoldo Alas, con capacidad para unas 50 personas) . Desde aquí se continúa hasta la localidad de Llampaxuga. Este punto del camino, la falda del Naranco, regala unas vistas fantásticas del amplio valle que se abre a los pies del monte, con la sierra del Aramo, hacia el Sur,y los montes de los concejos de Teverga, Belmonte y Grado hacia el Oeste.
En Llampaxuga está la capilla del Carmen, de origen medieval. El trazado continúa bordeando la Iglesia de San Bartolomé de Loriana para descender por Fabarín hasta el Puente de Gallegos, donde se sitúa el límite con el concejo de Las Regueras, desde aquí el Camino continúa por el Alto del Escamplero hacia Grado.

Jubileo en 2021
El próximo jubileo compostelano, en el que la Iglesia Católica otorga a los fieles la indulgencia plenaria y equipara con los peregrinajes da Roma y Jerusalén, será en 2021. El Año Santo Jacobeo, el primero de los cuales fue en 1126, se celebra cuando el 25 de Julio, festividad de Santiago Apóstol, cae en domingo aunque hay variaciones en años bisiestos. Se espera que en el Xacobeo 2021 el número de peregrinos aumente si bien se calcula que, en la actualidad, lo realizan por el municipio ovetense más de 30.000 caminantes al año. Hasta Santiago de Compostela hay 320 kilómetros que los peregrinos hacen en 13 o 14 etapas, atravesando los concejos del occidente asturiano: Las Regueras, Grado, Salas, Tineo, Pola de Allande o Grandas de Salime, antes de entrar en tierras gallegas por la provincia de Lugo.