Museo al aire libre

Museo al aire libre

Oviedo, un museo al aire libre

Oviedo crece bajo un monte, el Naranco, que parece proteger a sus habitantes. En la cima, a  635 metros de altura, se levanta imponente la imagen  del Sagrado Corazón, que parece abrazar a la ciudad. En la falda del monte se guarda una de las mayores joyas de Asturias, dos de los mejores ejemplos del Prerrománico asturiano, declarados en 1985 por la Unesco “Patrimonio de la Humanidad”: Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo.

Subiendo por la ladera, el visitante se topa con Santa María del Naranco, al lado izquierdo de la carretera. Mandado construir por el rey Ramiro I (842-850) este edificio fue originariamente una construcción palaciega y no una iglesia, pero al arruinarse parcialmente San Miguel de Lillo, situada a pocos metros y levantada bajo el mandato del mismo rey a modo de capilla del conjunto palaciego, pasó a funcionar también como templo. El palacio se divide en dos niveles. El piso inferior de la construcción tiene una cripta abovedada y dos laterales con una cubierta plana que, a su vez, sirven de base a los dos miradores del piso superior, dos balconadas abiertas en una triple arquería, convertidas en “símbolo” de Asturias, paraíso natural.

16

A pocos metros se encuentra San Miguel de Lillo, la iglesia del conjunto palacial encargado por el monarca Ramiro I. Una mala cimentación y la poca firmeza del terreno provocaron el hundimiento de gran parte de esta construcción en el siglo XII. Aunque se desconoce cómo era realmente este edificio, todo parece indicar que se trataba de una basílica con tres naves separadas. Pero, a pesar de contemplar hoy un tercio de la primitiva iglesia, es evidente la relevancia de este monumento cuya altura es tres veces el ancho de la nave central, característica que aporta una inusual ligereza  al conjunto como belleza aporta su monumental fachada decorada con extraordinarias celosías. Destaca también la tribuna regia, situada sobre la entrada principal, las gruesas columnas que separan las naves  y los relieves del interior, en el que como todas las construcciones del estilo ramirense juega un papel clave las pinturas murales, con motivos quizás similares -es muy poco lo que queda aún pintado en San Miguel de Lillo-  a los de San Julián de los Prados o Santullano, ubicado a la entrada de Oviedo, por la autopista “Y”, que une la capital con Gijón y Avilés. Lo  mandó construir Alfonso II El Casto a unos  700 metros de lo que entonces era la ciudad de Oviedo, quizás como la iglesia de una población de los suburbios o como refugio religioso del propio monarca.

El prerrománico no ha dejado en la ciudad sólo muestras de templos e iglesias. En la calle Foncalada, en el centro del casco urbano, se alza la fuente del mismo nombre, La Foncalada (fons incalata), el único monumento civil cristiano de la época altomedieval que se conserva en la península.

Woody Allen y Mafalda

Caminando la ciudad, siguiendo un callejero variable pero centrado en lo escultórico, podemos hablar de una ruta de las esculturas, un museo al aire libre con cientos de obras. Gran parte del centro urbano es peatonal, cómodo para el transeúnte ávido de arte a pie de calle. El director de cine Woody Allen, Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2002, lo sabe bien. Paseando por sus calles, dejó para la historia local un buen número de halagos. Oviedo es una «ciudad deliciosa, exótica, bella y peatonalizada; es como si no perteneciera a este mundo, como si no existiera… como un cuento de hadas». Desde que Allen se pronunciase de esta manera, en la capital asturiana buscaron la forma de agradecerle sus palabras. Su imagen, convertida en estatua “camina” en pleno centro de la ciudad, en la calle Milicias Nacionales, y es ya una de de las señas de identidad de Oviedo. A pocos metros, en el Campo San Francisco, otro de los Premios Príncipe de Asturias, Quino, ha visto como Oviedo ha creado una imagen de la niña de sus ojos: Mafalda, que mira sonriente sentada en un banco, frente al Estanque de los patos. Su imagen tiene una homóloga en el barrio de San Telmo, en Buenos Aires.

La ruta de las esculturas comenzó a principios de la pasada década de los noventa. Miles de visitantes se llevaban de recuerdo una foto con, “El viajero”, una figura masculina, rodeada de maletas y apoyada en un baúl, que desde la Plaza de Porlier mira embelesada hacia la Catedral. Es “El regreso de Williams B. Arrensberg”, de Eduardo Úrculo. Pero no es la única. Otro de los grandes referentes escultóricos en Oviedo es su Culis Monumentalibus. El tamaño y la temática de esta obra la convirtieron en una de las más polémicas cuando se colocó junto al Teatro Campoamor, en 2001. Con un peso de más de una tonelada, sobre un pedestal, casi a las puertas del coliseo carbayón hoy sigue siendo una de las obras más fotografiadas. De Úrculo es también la escultura Los libros que nos unen, colocada a finales de los noventa, en la calle Emilio Alarcos Llorach, muy cerca del campus universitario de El Milán, en homenaje a este catedrático emérito de la Universidad de Oviedo y miembro de la Real Academia Española y de la Academia de la Lengua Asturiana.

La Regenta y Tino Casal

En la plaza de la catedral se topa el paseante con otro personaje de ficción: una mujer de bronce que parece caminar pensativa, ataviada con un elegante traje de época. Es Ana Ozores, “La Regenta” de la Vetusta con la que Leopoldo Alas Clarín renombró para siempre a esta ciudad, obra de Mauro Álvarez Fernández. 

Tomando la calle San Francisco, el visitante llega a la escultura de Manuel Hugué, “Mujer sentada” y el edificio de la Universidad, fundada en 1608 por el inquisidor general, arzobispo de Sevilla y presidente del Consejo de Castilla y Gobernador General del Reino, Fernando Valdés Salas. Metros más abajo, el epicentro de la ciudad: la plaza de la Escandalera, venero de esculturas de indudable importancia como “La Maternidad” de Fernando Botero, conocida popularmente como “La gorda” o los “Asturcones”.

En la confluencia de la calle Pelayo con Milicias Nacionales, Palacio Valdés, Posada Herrera y Diecinueve de julio, se muestra imponente la escultura de “El diestro” de Martín Berrocal y metros más allá, en Palacio Valdés, una de las más recientes, homenaje a uno de los ovetenses más ilustres: Tino Casal. Colocada en 2019 esta escultura de bronce es obra de Anselmo Iglesias Poli. Cuatro años antes se colocaba otra de las esculturas en recuerdo a “Rufo”, el perro callejero de Oviedo, en la confluencia de las calles Uría y Doctor Casal.

La plaza del Fontán y el casco antiguo también guardan decenas de esculturas. En Trascorrales, “La lechera” rinde homenaje a las mujeres que bajaban de la zona rural a vender a Oviedo. Cerca “El vendedor de pescado” y “La pescadera” recuerdan el pasado del edificio ubicado en esta plaza, hoy equipamiento municipal, pero mercado de pescados y mariscos hasta el siglo pasado. Oviedo también tiene un recuerdo para las vendedoras de verduras y frutas en la plaza de Daoiz y Velarde o las guisanderas, en La calle Gascona. 

Casi en cada rincón, plaza o calle hay una escultura que evidencia el amor de la capital por el arte y la historia.

Oviedo es un museo al aire libre.

Artículo anteriorEl Centro Del ParaísoArtículo siguiente Gastronomía y Comercio

Descubre más:

Museo al aire libre

Gastronomía y comercio

El centro del paraiso

Oficina de Turismo

El Escorialín
C/ Marqués de Santa Cruz
33007 Oviedo
985 22 75 86
Lunes - Domingo
10:00 - 18:00
Seguramente Oviedo

About This Sidebar

You can quickly hide this sidebar by removing widgets from the Hidden Sidebar Settings.

Entradas recientes

El Origen Del Camino25 de junio de 2020
Gastronomía y Comercio29 de enero de 2018
Museo al aire libre29 de enero de 2018

Categorías

  • Lifestyle
  • News
  • Others
  • People
  • Post
  • Sin categoría
  • WordPress

Meta

  • Acceder
  • Feed de entradas
  • Feed de comentarios
  • WordPress.org
Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar la experiencia del usuario a través de su navegación. AjustesAceptar
Privacy & Cookies Policy

Privacy Overview

This website uses cookies to improve your experience while you navigate through the website. Out of these cookies, the cookies that are categorized as necessary are stored on your browser as they are essential for the working of basic functionalities of the website. We also use third-party cookies that help us analyze and understand how you use this website. These cookies will be stored in your browser only with your consent. You also have the option to opt-out of these cookies. But opting out of some of these cookies may have an effect on your browsing experience.
Necesarias Siempre activado

Necessary cookies are absolutely essential for the website to function properly. This category only includes cookies that ensures basic functionalities and security features of the website. These cookies do not store any personal information.

No necesarias

Any cookies that may not be particularly necessary for the website to function and is used specifically to collect user personal data via analytics, ads, other embedded contents are termed as non-necessary cookies. It is mandatory to procure user consent prior to running these cookies on your website.